jueves, 25 de diciembre de 2014

YO LOS SABIA ASÍ

Imaginarlos distintos era sinónimo de no ima­­­ginarlos cubanos.
Espontáneos, amistosos, familiares, diversos en sus caracteres e
igua­les de perseverantes y firmes en sus ideales. No en bal­­de en sus
primeras palabras a nuestro pueblo coincidieron en que tan pronto
llegaron a la Pa­tria borraron las huellas de aquel cruel encierro.,Las inagotables ansias de escuchar sus im­pre­siones, las agradables
imágenes de verlos abra­­za­dos a Raúl, a sus familiares, vecinos y
ami­gos, ve­nían a confirmar la suposición de que aquel re­en­cuentro
con los suyos calaría muy hondo en los corazones de los cubanos, sus
fervientes de­fen­sores durante más de tres quinquenios, amén de las
incontables muestras de solidaridad mundial.


Si por suspicacia o curiosidad propia de los que habitamos esta Isla
pensamos que la prisión habría curtido sus caracteres como para resultar
un tanto distantes a la hora del regreso, la realidad de estos días
difuminó ese presagio. Tres mo­mentos claves: la llegada a Cuba; su
recibimiento en la Asamblea Nacional, y esa mis­ma noche de sábado
verlos expresar su entera cubanía y alborozo junto a Silvio Ro­drí­guez y
el pueblo en el estadio La­tino­ame­rica­no, ya son lienzos imborrables
de cuánta sencillez e hidalguía expresan esos hombres.Los Cinco han asegurado que continuarán defendiendo a su pueblo, que
aprendió a respetar su inquebrantable voluntad. Ese pueblo los disfrutó
cuando subieron a la tribuna para entonar cantos junto al juglar, y los
lleva muy hondo en el corazón, cual estampa de luz y verdad, confiado en
el fu­turo.

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