Alemania
con el imperial HITLER al frente quería el poderío, a cualquier precio,
nada que no fuera puro podía quedar en pie. La raza judía fue
prácticamente aniquilada, no importaba si eran hombres, mujeres o niños,
crecían grandes campos de concentración, los seres humanos eran
denigrados hasta morir, creció la fama de las cámaras de gas y las
torturas, se incineraba masivamente, no importaba el dolor, solo se
mataba en pos de la pureza de la raza.
Mientras
la muerte y la devastación hacían su trabajo, la guerra con su canto
luctuoso de balas y bombas destruía a su paso todo lo vivo, no quedaba
nada en pie, hasta la naturaleza estaba en hostilidades, los árboles
eran arrasados, la fauna dejaba de existir, era la guerra que con su
inexorable paso dejaba la vida sin vida.
Quedó
para la historia como una de las acciones bélicas más largas y
destructivas, aún hoy al cabo de tantos años nuestros ojos se espantan
ante las imágenes que conserva la historia y nos preguntamos ¿cómo pudo
el hombre llegar a tanto dolor?, ¿cómo pudo el hombre destruir la vida?,
¿cómo pudo el hombre convertir al prójimo en objeto de su juego? y la
respuesta es la misma, la maldad no tuvo límites, la locura de un hombre
llevó al holocausto mundial.
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