La condición académica de Doctor Honoris Causa en Humanidades de la
Universidad de La Habana le fue conferida ayer al doctor Eusebio Leal
Spengler, en el Aula Magna de la prestigiosa institución.
En presencia de Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado; José
Ramón Fernández, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros; José Ramón Saborido, ministro de Educación Superior; y Abel
Prieto, ministro de Cultura, el doctor Gustavo Cobreiro Suárez, rector
de la Universidad de La Habana, dio lectura a la Resolución rectoral que
avala las razones de tan distinguido otorgamiento.
Entre otros argumentos esgrimidos rezaron la dedicación de Leal al
estudio y la conservación de la ciudad, la defensa de la Historia de
Cuba, la lucha por inculcar los valores patrios y la identidad nacional
de todo un pueblo, así como la extraordinaria labor que ha desempeñado
como discípulo de su maestro Emilio Roig de Leuchsenring.
Como una situación tan difícil como honrosa, catalogó el doctor
Eduardo Torres Cuevas tener a su cargo las palabras de elogio al
condecorado «porque es tanta la variedad, la riqueza, la originalidad,
la osadía y el rigor de la obra de Leal que no puedo menos que confesar
que lo que voy a expresar es una aproximación».
Torres Cuevas destacó que Leal ha recibido el Honoris Causa de 18
universidades nacionales y extranjeras y ha sido condecorado en unas
29 naciones. «En pocas personas he hallado el modo armonioso en que se
articulan el universo del conocer, el sentir y el pensar», expresó.
Por su parte el agasajado se dirigió al público. «Ni de tu casa te
apartes», dijo, con lo que quedó desde el principio expuesta la idea de
apego patrio del Historiador, que repasó tópicos importantes de su vida y
su carácter.
Leal agradeció a sus profesores, a su madre, que le inculcó el amor
por Cuba, a varios de los ancianos que le aportaron sabiduría, y a
raigales personalidades cubanas como Fernando Ortiz, José María Chacón y
Calvo, Hortensia Pichardo, Dulce María Loynaz, por solo citar algunas, a
las que consideró, les debía mucho.
Las palabras finales fueron para Cuba. Destacó que lo más importante
ahora es reafirmar los valores humanos, la honra nacional y hacer que
el hombre sea digno de la virtud ciudadana. No caer en la comparsa de
que todo está perdido, que un tiempo pasado fue mejor o que la
universidad ha perdido su esencia. «Si queremos hacer algo de verdad por
Cuba, levantémosla y levantemos la frente y aceptemos llevar en ella la
estrella solitaria» que en su día soñaron los padres predecesores.
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