martes, 8 de diciembre de 2015

UNO DE LOS GRANDES GENERALES MAMBISES



 
Calixto García Iñíguez nacido en  de agosto de MIL  839 fue un líder insurrecto cubano durante la Guerra de los Diez Años , la Guerra Chiquita  y la Guerra de Cuba . Hombre de escasa formación, la mayor parte de la cultura personal que pudo obtener fue de tipo autodidacta., gracias a la amistad  con algunos intelectuales españoles y a la lectura en bibliotecas públicas Rompiendo la tradición familiar de lealtad a España, en MIL 869 se unió a la Guerra del 68 o Grande, alzándose en la región de Holguín. Por los continuos movimientos a que estaban sujetos los generales Thomas Jordan, Máximo Gómez y Modesto Díaz y ante la imposibilidad de extender las acciones de Vicente García  hacia esa zona, se hacía necesaria la presencia de un oficial organizador. Allí estableció a las dispersas partidas mambisas bajo una férrea disciplina y mantuvo en jaque a las tropas españolas en las zonas cercanas a las ciudades de Holguín, Banes, Gibara, Mayarí, extendiendo luego sus actividades hasta Moa, en la época en que Maceo llevaba a cabo su histórica campaña de Guantánamo. Una de sus principales labores fue la de proteger los desembarcos de las expediciones cargadas de armas y patriotas, las cuales por desgracia no se hicieron ni en la cantidad necesaria ni con la coordinación adecuada. En MIL 874, mientras intentaba impedir conversaciones de paz entre oficiales españoles y algunos jefes cubanos en la zona entre Manzanillo y Bayamo, no autorizados por el Gobierno de la República de Cuba en Armas, el cinco de septiembre de MIL 874, el ya Mayor General Calixto García fue sorprendido con muy pocos hombres por una columna enemiga en el lugar conocido por San Antonio de Baja. En tan desigual encuentro y ante la posibilidad de caer prisionero prefirió el suicidio y luego de gastar todos sus cartuchos se aplicó el llamado "tiro de la vianda". Se hizo un disparo en el paladar con su revólver sin poder lograr su objetivo, pues sobrevivió y gravemente herido fue apresado por las tropas españolas de Francisco Ariza Gómez.  Pocos días luego de su captura, las autoridades españolas, que mantenían bajo estrecha vigilancia a su madre Lucía Íñiguez, le informaron a ésta que su hijo había sido hecho prisionero. A la noticia respondió Lucía: "¡Ese no es mi hijo!", y al informarle que antes de ser apresado había intentado suicidarse para no caer prisionero, entonces respondió temblorosa pero convencida: ¡Ah... ese sí es mi hijo! Luego de una ligera recuperación, fue trasladado como prisionero político a España, donde estuvo desterrado hasta MIL 878, cuando recobró la libertad bajo la amnistía decretada por el general español Arsenio Martínez Campos. Entonces viajó hacia los Estados Unidos, para reunirse con la emigración patriótica. Después  de la protesta de Baraguá, encabezada por Antonio Maceo con el objetivo de invalidar el pacto del Zanjón y continuar las luchas hasta alcanzar la independencia, era Calixto García el más apropiado para dirigir el nuevo movimiento independentista dado su anhelo por volver a empuñar las armas hasta alcanzar la victoria y su desvinculación con la firma del Pacto del Zanjón en febrero de MIL  878. Por estas razones y otras fue seleccionado por la dirección revolucionaria como la persona indicada para dirigir el movimiento insurreccional en gestación. Acepta esta encomienda y realizándola con una responsabilidad y talento inigualable. Luego de varios intentos frustrados de desembarco logra poner pie en la isla en marzo de MIL 896 con los pulmones afectados pero ya en convalecencia. No obstante, realizó una ingente labor organizativa y combativa con las fuerzas independentistas orientales, en especial en los departamentos de Holguín y Santiago de Cuba. Manteniendo una estrecha vinculación con las expediciones de armas y parque enviadas a Cuba Al comenzar la intervención de los Estados Unidos en la contienda, en MIL 898, Calixto García, aunque expresando su desacuerdo con entregar el mando supremo de las operaciones a los norteamericanos, acata la decisión del Gobierno Cubano en Armas y se somete a la dirección de los generales Shafter y Lawton. Fue llamado por Tomás Estrada Palma para acudir en Washington, como delegado del Ejército Libertador, a las conversaciones entre el Gobierno de la República de Cuba en Armas y el gobierno de los Estados Unidos. Durante un banquete celebrado supuestamente en su honor, el 11 de diciembre de 1898, sufrió una apoplejía fulminante que le causó la muerte. Su cadáver nunca fue entregado a las autoridades cubanas allí presentes y a pesar del intenso frío, fue enterrado con premura al amanecer del día siguiente, todo lo cual aumenta las sospechas, nunca confirmadas, de un envenenamiento.Con su muerte, sucumbía el último de los generales y políticos. Ya habían caído Martí  en   mayo de MIL 895 y Maceo  el 7 de diciembre de MIL 896,  grandes próceres que además de independentistas consecuentes, tenían clarividencia política con respecto a los Estados Unidos y su nacimiento como potencia imperialista.

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