El fusilamiento de los OCHO estudiantes del
primer curso de Medicina de la Universidad de La Habana no fue, desde luego, un
hecho aislado. Era parte del
ensañamiento que los voluntarios venían cometiendo contra la población criolla
mucho antes de iniciarse la guerra libertaria.
Ya desde MIL 860, los batallones
y QUINTOS voluntarios de La Habana habían ametrallado el Teatro Villanueva, la
Acera del Louvre, la casa del patriota Aldama y con entera libertad a cientos
de víctimas por sólo capricho e impotencia. La imposibilidad de ver cómo en la manigua, las tropas mambisas
convertían en victorias cada carga al machete. El origen de la tragedia de los OCHO estudiantes de Medicina, fue lo
ocurrido en el antiguo y hoy desaparecido cementerio de Espada en la tarde del
jueves VEINTITRES de noviembre de 1871
en que los estudiantes fueron a recibir la clase de Anatomía en el Anfiteatro
Anatómico de San Dionisio, contiguo a esta necrópolis . Durante la espera, por
la tardanza del catedrático, jugaron entre sí, tomaron el carro destinado a
transportar los cadáveres a la sala de disección y el más joven de todos,
arrancó una flor. Ante el horrendo
crimen perpetrado contra la vida y la juventud y en el primer aniversario de los sucesos Nuestro José Martí escribió hermosos
versos en el poema “A MIS HERMANOS MUERTOS EL 27 DE NOVIEMBRE” donde expresó su fervor revolucionario “- Y más que un mundo ,más cuando se muere en
brazos de la Patria agradecida , la muerte acaba, la prisión se rompe, empieza al fin con el morir la vida “- Simultáneas
actividades se realizan cada año en la escalinata de la Universidad , el
Cementerio de Colón y en otros lugares
de todas partes del país , en recuerdo
de la luctuosa efeméride, entre ellas destaca la peregrinación masiva desde la Colina
universitaria rumbo al monumento de la Punta en la que intervienen destacados
dirigentes juveniles y de las organizaciones políticas , así como altos
dirigentes del Partido y el Estado cubano.
Recordar el sangriento hecho de aquel 27 de noviembre que costó la vida de OCHO jóvenes inocentes se
inscribe en la historia patria como acicate para las nuevas generaciones de
cubanos que protagonizan la vida diaria , en sus constantes esfuerzos por
construir un mundo mejor, en contra del crimen, el coloniaje y la injerencia en
el destino de los pueblos.
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